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18 Se los llevó a la ciudad y se los dio a su suegra, juntamente con la comida que había sobrado.

19 ―¿Cómo pudiste sacar tanto? —exclamó Noemí—. ¿Dónde has estado espigando hoy? Gracias a Dios por la persona que ha sido tan bondadosa contigo.

Rut le contó a su suegra todo lo ocurrido y le dijo que el nombre del propietario del campo era Booz.

20 ―¡Que Dios lo bendiga! Dios ha seguido mostrándonos su misericordia a nosotras y también a tu marido muerto —exclamó Noemí muy emocionada—. Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos. Él tiene la obligación de ayudarnos.

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